No hay mejor definición para este olimareño-maldonadense Que la que emerge de sus propias canciones. Hablo del invierno. Hablo de ancla y de timón. Digo que por ahí anda el cantor, entre fútbol de domingo. Y caminatas por la rambla. Hablo de un alma dividida entre el Olimar y los médanosFernandinos, pienso en los dos amores del poeta. Porque para hablar de este cantor hay que hablar de canto Comprometido y de voz de pueblo. Hay que hacer saber de sus comarcas, que incluyen también alamedas y boliches trasnochados. Porque desde allí llega el poeta, de un lugar donde andar en ascensor era un paseo, del dolor que dejan las cosas que horadan y lastiman.Y hacia allá va. Dejando el mundo mejor que como estaba el día que llegó, sin abandonar los sueños y las esperanzas pero sinresignarse a ellos. Apostando a la furia de las olas y a la calma de la laguna, a la vida… que quiere hallarla. A la vida… que se le escapa.
Ese es Alam Sosa, el del mostrador redondo, gorjeador entre gorjeos. Eligiendo picados y tablados.Por ahí anda Alam Sosa, cantándole a la compañera de la mano de su abuelo, orgulloso del Treinta y Tres donde se nace y se crece solo a la sombra de un sueño. Y por allí va… caminando y caminando sin que nadie logre quitarle las palabras gastadas. Cantándole al General que escribió la página más bella de toda la epopeya americana. Transitando las calles del Maldonado que lo adoptó. Buscando entre sombras igualdad y paz.
Por ahí anda Alam, uruguayizando todo. Rescatando al negro y redimiendo al indio. Uruguayo de la raíz a la copa, con un hambre permanente de guitarras que le vienen del pasado. Con las manos tendidas como puentes. No hay mejor definición para ese olimareño-maldonadense Que la que emerge de sus propias canciones. Porque en definitiva en sus versos están todos los caminos. Ahí está Alam Sosa… desde la raíz a la copa.
En ese lugar exacto donde transcurre la vida. (Marciano Durán)
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